Biblioteca Ignoria

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Recortes literarios - Una antología

18 mar 2024

Leónidas Lamborghini - Francesca e Paolo

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Leónidas Lamborghini - Francesca e Paolo

1.-

Más boluda

que una paloma,

enlazada

a más boludo

que un palomo.


2.-

En un mundo

de ávidos,

aviesos

gavilanes ...


3.-

Asesinos.


4.-

Fraudulentos.


5.-

Farsantes.

Impostores.


6.-

Canallas.

Rufianes ...


7.-

... que gobiernan

el impulso

del violento

torbellino:


8.-

Pueblos enteros,

cauda en ruina

de ruinosa

gente.


9.-

Y tú

y yo

entre ella.


10.-

Fingiendo ser,

aun,

inocentes

víctimas


En Encontrados en la basura

Isaías Garde - Lectura y comentario de algunos poemas de Edgar Lee Masters

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Coordina Isaías Garde


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17 mar 2024

Leónidas Lamborghini - Minotauro en el café

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Leónidas Lamborghini - Minotauro en el café

Hipnótico se mece

en ese mundo, ida y vuelta de pocillos,

cuando a ratos, a veces,

lo turba un estribillo

o alguna imagen de indiscreto brillo.


Desde olvidado tiempo,

ecos lejanos le llegan a su mente

que es su Dédalo; tiempo

que estaba ausente

de su memoria y ahora ya es presente.


Y, de pronto, se inquieta

aunque no se lo ve desosegado;

simulando se reta

a estarse, así, calmado

cuando vuelve a su tiempo, desdoblado.


Desdoblado, un extraño,

que se conoce mas no se reconoce;

sujeto de ese daño

de divididas voces

con las que él mismo-otro mismo-persiguióse.


• • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • •


Ha vuelto a su presente

de hombre del café, allí sentado,

mas todavía siente

por debajo, tensado,

el hilo de aquel tiempo no cortado. 


En Encontrados en la basura

14 mar 2024

Cecília Meireles - Biografía

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Cecilia Meireles - Biografía

Versión: Isaías Garde


Escribirás mi nombre con todas las letras,

con todas las fechas,

y no seré yo.


Repetirás lo que oíste,

lo que leíste de mí, y mostrarás mi retrato,

y nada de eso seré yo.


Dirás cosas imaginarias,

invenciones sutiles, ingeniosas teorías,

y continuaré ausente.


Somos una difícil unidad

de muchos instantes mínimos,

eso sería yo.


Mil fragmentos somos, en juego misterioso,

nos aproximamos y nos alejamos, eternamente.

¿Cómo me podrán encontrar?


Nuevos y antiguos todos los días,

transparentes y opacos, según el giro de la luz,

Nos buscamos a nosotros mismos.


Y por entre las circunstancias fluimos,

como una cascada por las piedras

¿Qué mortal nos podría apresar?



Biografia


Escreverás meu nome com todas as letras,

com todas as datas,

e não serei eu.


Repetirás o que ouviste,

o que leste de mim, e mostrarás meu retrato,

e nada disso serei eu.


Dirás coisas imaginárias,

invenções sutis, engenhosas teorias,

e continuarei ausente.


Somos uma difícil unidade,

de muitos instantes mínimos,

isso seria eu.


Mil fragmentos somos, em jogo misterioso,

aproximamo-nos e afastamo-nos, eternamente.

Como me poderão encontrar?


Novos e antigos todos os dias,

transparentes e opacos, segundo o giro da luz,

nós mesmos nos procuramos.


E por entre as circunstâncias fluímos,

leves e livres como a cascata pelas pedras.

Que mortal nos poderia prender?

Clarice Lispector - Tanta mansedumbre

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Clarice Lispector - Tanta mansedumbre


Pues en la hora oscura, tal vez la más oscura, en pleno día, ocurrió esa cosa que no quiero siquiera intentar definir. En pleno día era noche, y esa cosa que no quiero todavía definir es una luz tranquila dentro de mí, y la llamaría alegría, alegría mansa. Estoy un poco desorientada como si me hubieran arrancado el corazón, y en lugar de él estuviera ahora la súbita ausencia, una ausencia casi palpable de lo que antes era un órgano bañado de oscuridad, de dolor. No estoy sintiendo nada. Pero es lo contrario del sopor. Es un modo más leve y más silencioso de existir.

Pero también estoy inquieta. Yo estaba organizada para consolarme de la angustia y del dolor. Pero cómo es que me arreglo con esa simple y tranquila alegría. Es que no estoy acostumbrada a no necesitar de mi propio consuelo. La palabra consuelo me llegó sin sentir, y no lo noté, y cuando fui a buscarla, ella se había transformado ya en carne y espíritu, ya no existía más como pensamiento.

Voy entonces a la ventana, está lloviendo mucho. Por hábito estoy buscando en la lluvia lo que en otro momento me serviría de consuelo. Pero no tengo dolor que consolar.

Ah, lo sé. Ahora estoy buscando en la lluvia una alegría tan grande que se torne aguda, y que me ponga en contacto con una agudeza que se parezca a la agudeza del dolor. Pero es una búsqueda inútil. Estoy frente a la ventana y sólo ocurre eso: veo con ojos benéficos la lluvia, y la lluvia me ve de acuerdo conmigo. Ambas estamos ocupadas en fluir. ¿Cuánto durará mi estado? Percibo que, con esta pregunta, estoy palpando mi pulso para sentir dónde está el latir dolorido de antes. Y veo que no está el latido de dolor.

Sólo eso: llueve y estoy mirando la lluvia. Qué simplicidad. Nunca creí que el mundo y yo llegáramos a este punto de acuerdo. La lluvia cae no porque me necesite, y yo la miro no porque necesite de ella. Pero nosotras estamos tan juntas como el agua de lluvia está ligada a la lluvia. Y no estoy agradeciendo nada. Si, después de nacer, no hubiera tomado involuntaria y forzadamente el camino que tomé, yo habría sido siempre lo que realmente estoy siendo: una campesina que está en un campo donde llueve. Sin siquiera dar las gracias a Dios o a la naturaleza. La lluvia tampoco da las gracias. No hay nada que agradecer por haberse transformado en otra. Soy una mujer, soy una persona, soy una atención, soy un cuerpo mirando por la ventana. Del mismo modo, la lluvia no está agradecida por no ser una piedra. Ella es la lluvia. Tal vez sea eso lo que se podría llamar estar vivo. No es más que esto, sólo esto: vivo. Y sólo vivo de una alegría mansa.

En Silencio 

13 mar 2024

Miranda July - Esa persona

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Miranda July - Esa persona

Una persona está emocionándose en este instante. Alguien, en algún lugar, tiembla de emoción porque algo extraordinario está a punto de ocurrirle a esa persona. Esa persona se ha vestido para la ocasión. Esa persona ha esperado y soñado con este momento, y ahora está sucediendo de verdad, y esa persona apenas si puede creérselo. Pero la cuestión ya no consiste en creer: el tiempo de la fe y de la fantasía ha concluido; esto está sucediendo de verdad. Esto requiere una actitud sumisa y reverente. Es posible que tenga que arrodillarse, igual que cuando alguien es armado caballero. Es muy raro que a alguien le den el título de caballero. Pero esa persona es posible que se arrodille y que reciba un toque de espada en cada hombro. O lo más probable es que esa persona esté dentro de un coche, o en una tienda, o bajo un toldo de vinilo cuando ocurra. O hablando por teléfono, o conectada a internet. Podría ser la respuesta a un mail suyo: Ahí tienes tu título de caballero. O un largo, jocoso y farragoso mensaje telefónico en el que todas las personas a las que esa persona conoce hablan a través de un manos libres y todas le dicen a la vez: Has pasado la prueba, todo era una prueba. Estábamos gastándote una broma, la vida real es mucho mejor que eso. Esa persona se ríe a carcajadas, con alivio, y vuelve a poner el mensaje para escuchar la dirección del lugar en que todas las personas que ha conocido a lo largo de su vida la esperan para darle un abrazo y para incorporarla a la vida real. Es muy emocionante, y no se trata de un sueño, sino que está ocurriendo de veras.


La esperan junto a una mesa con bancos adosados en un parque por el que esa persona ha pasado antes muchas veces. Allí están ellos, allí están todos sus conocidos. Hay globos atados a los bancos, y la chica que solía ponerse al lado de esa persona en la parada del autobús está agitando una serpentina. Todos sonríen. Por un instante, se intimida ante aquella escena y siente la tentación de huir, pero eso sería como si esa persona se deprimiese en el día más feliz de su vida, de modo que esa persona se sobrepone y se une al grupo.

Los profesores de algunas asignaturas que a esa persona no se le daban bien la besan y abjuran de las asignaturas que enseñaban. Los profesores de matemáticas le confiesan que las matemáticas eran tan solo una manera anómala de decirle «Te quiero». Pero ahora están diciéndoselo: te queremos, y los profesores de química y de educación física también están diciéndoselo, y esa persona tiene la certeza de que lo dicen en serio. Es algo asombroso. Algunos pardillos, imbéciles y gilipollas se dejan ver por allí de vez en cuando, y es como si se hubiesen hecho una operación de cirugía estética: tienen la cara desfigurada por el amor. Los gilipollas guapos son simplones y amables, los pardillos feos son encantadores. Pliegan el jersey de esa persona y lo colocan cuidadosamente en algún sitio para que no se ensucie. Lo mejor es que todas las personas a las que esa persona ha querido se encuentran allí. Incluso los que se marcharon. Todos le estrechan la mano y le dicen qué difícil les resultó fingir que se habían vuelto locos, meterse luego en el coche y marcharse y no regresar nunca más. Esa persona casi no puede creérselo, aquello parecía tan real, le partieron el corazón y ya ha sanado y ahora esa persona apenas sabe qué pensar. Esa persona está medio loca. Pero todos la tranquilizan. Todos le explican que fue absolutamente necesario comprobar lo fuerte que era. Ah, mira, ahí está el médico que le recetó la medicina que dejó temporalmente ciega a esa persona. Y el hombre que le pagó dos mil dólares para que se acostara con él tres veces, cuando esa persona estaba sin un duro. Han acudido esos dos hombres, da la impresión de que se conocen. Ambos portan unas pequeñas medallas y en este instante se las están prendiendo a esa persona. Son unas insignias que premian el honor y la fortaleza. Las insignias relucen bajo el sol, y todos aplauden.

De repente, esa persona siente la necesidad de ir al apartado de correos. Es una costumbre antigua, y, aunque todos vayan a comportarse de manera fenomenal de ahora en adelante, esa persona aún desea recibir correspondencia. Esa persona dice que volverá enseguida y todos los conocidos le dicen: De acuerdo, no hay prisa. Esa persona se sube al coche y conduce hasta correos, abre el apartado, pero no hay nada. Aunque sea martes, que es un día en que todo el mundo sabe que llega mucho correo. Esa persona se decepciona tanto que vuelve al coche y, olvidándose por completo del pícnic, conduce hacia su casa y activa el buzón de voz, pero no hay ningún mensaje, solo aquel en que le decían que había pasado la prueba y que la vida era algo mejor. Tampoco tiene ningún correo electrónico, quizá porque todo el mundo está en el parque. A esa persona no le parece oportuno volver al pícnic. Esa persona se da cuenta de que quedarse en casa significaría dejar plantados a todos sus conocidos. Pero el deseo de quedarse en casa es muy fuerte. Esa persona quiere darse un baño y después irse a la cama a leer.

En la bañera, esa persona remueve las burbujas y escucha el sonido de millones de burbujas reventando a la vez. Casi parece más un único y suave sonido que muchos sonidos imperceptibles. Sus pechos apenas sobresalen del agua. Esa persona mueve las burbujas encima de sus pechos y hace figuras extrañas con la espuma. Pero ahora todos deben de haberse percatado de que esa persona no va a volver al pícnic. Todos estaban equivocados; esa persona no es la que todos creían que era. Esa persona se sumerge bajo el agua y mueve el pelo como si fuese una anémona. Esa persona puede permanecer bajo el agua durante un tiempo impresionante, pero solo en la bañera. Esa persona se pregunta si alguna vez habrá una competición olímpica que consista en aguantar la respiración bajo el agua de la bañera. Sin duda, si hubiese tal competición, esa persona sería la ganadora. Una medalla olímpica la redimiría a los ojos de todos sus conocidos. 

Pero tal modalidad no existe, de modo que no habrá redención alguna. Esa persona se lamenta por haber arruinado la única oportunidad que tenía de ser querida por todos. Mientras esa persona se mete en la cama, el peso de esa tragedia parece oprimirle el pecho. Pero es un peso reconfortante, algo parecido al peso de un cuerpo humano. Esa persona suspira. Los ojos de esa persona empiezan a cerrarse. Esa persona se duerme.

En Nadie es más de aquí que tú

12 mar 2024

Esteban Peicovich - Ejercicio de oratoria

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Esteban Peicovich - Ejercicio de oratoria


En la fiesta del lenguaje hay palabras espejo
como picaflorear y colibrear.
Ambas viven su gemelo silencio en la garganta
y cuando una flor las llama liberan sinonimia.
Una se dirige hacia el polen con aguja.
Otra sobrevuela los pétalos y espera.
Un picaflor es asesino a cara descubierta.
Un colibrí el eufemismo en cómplice saqueo.
Esto es lo que hacen las palabras
con sus pájaros de azogue en la garganta.
Y tal vez sea así
como funciona el aparato locutor de la belleza.

11 mar 2024

Francisco de Quevedo - Con ejemplos muestra a Flora la brevedad de la hermosura

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Francisco de Quevedo - Con ejemplos muestra a Flora la brevedad de la hermosura

La mocedad del año, la ambiciosa                

vergüenza del jardín, el encarnado

oloroso rubí, Tiro abreviado,

también del año presunción hermosa:


la ostentación lozana de la rosa,                   

deidad del campo, estrella del cercado,

el almendro en su propria flor nevado,

que anticiparse a los calores osa:


reprensiones son, ¡oh Flora!, mudas

de la hermosura y la soberbia humana,          

que a las leyes de flor está sujeta.


Tu edad se pasará mientras lo dudas,

de ayer te habrás de arrepentir mañana,

y tarde, y con dolor, serás discreta.

Juana Bignozzi - Tantas flores a la madrugada tanto vino blanco con los amigos...

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Juana Bignozzi - Tantas flores a la madrugada tanto vino blanco con los amigos...


Tantas flores a la madrugada tanto vino blanco con los amigos
íntima perdida última
tanta vida para la literatura
tanta hermosa fantasía desplegada
corazoncitos en los vidrios empañados en vez de amor
tanto lúcido ascendente iluminista buen alumno
aquellos mis amiguitos con su pacífico partido de izquierda
tanta prueba de amor colgada de un clavito
tanta vida tirada a los perros y a los cobardes
el recuerdo de algunos que en lo mejor de mi vida
en fin cambiemos de tema
después de besar a los íntimos todos los días
como si fuera la despedida del alma
puedo asegurarles que no les crearé ningún problema
soy muy inofensiva
no me pasearé por el mundo con plumas doradas
ni gritaré a destiempo
sólo que tal vez consiga un bote al exilio
o todo termine en un claustro con una labor de petit point

De Regreso a la patria, 1989

10 mar 2024

Fernando Pessoa (Alberto Caeiro) - Ojalá yo fuera el polvo del camino

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Fernando Pessoa (Alberto Caeiro) - Ojalá yo fuese el polvo del camino

Versión: Isaías Garde


Ojalá yo fuera el polvo del camino

Y que los pies de los pobres me estuvieran pisando...


Ojalá yo fuera los ríos que corren

Y que las lavanderas estuvieran a mi orilla...


Ojalá yo fuera los álamos a la orilla del río

Y tuviera solo el cielo por encima y  el agua por debajo...


Ojalá yo fuera el burro del molinero

Y que él me golpeara y me estimara...


Antes eso que ser el que atraviesa la vida

Mirando tras de sí y teniendo pena...


*****


Quem me dera que eu fosse o pó da estrada


Quem me dera que eu fosse o pó da estrada

E que os pés dos pobres me estivessem pisando...


Quem me dera que eu fosse os rios que correm

E que as lavadeiras estivessem à minha beira...


Quem me dera que eu fosse os choupos à margem do rio

E tivesse só o céu por cima e a água por baixo...


Quem me dera que eu fosse o burro do moleiro

E que ele me batesse e me estimasse...


Antes isso que ser o que atravessa a vida

Olhando para trás de si e tendo pena...

Alberto Girri - Retrato de un actor

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Alberto Girri - Retrato de un actor

Como precaria concesión

Dios te otorga su poder,

y tu rostro versátil

que según antiguas normas

por azar y por accidente

debe excitar pasiones,

absorber tinieblas

y dar luz y vida activa

a nuestro caos secreto,

nada retendrá consigo

dialogando con un libro que no lee,

con una calavera, escuchando

las brujas que anticipan el final;

qué podría llevarse esa máscara

Si todo lo que anima es presente

y queda en nosotros, nos implica,

y habrá de serlo, presente ya

en la mímica de tus viejos hermanos.


Es un destino, lo conoces,

y no cuentas los días

ni ves los resultados;

lo conocerás mejor

cuando tu grandeza inconsistente

sea una certidumbre fúnebre,

y estirando las piernas, parándonos,

te pidamos tu imagen, la concreta,

pidiendo que versos y gestos

te estrangulen: quien es mucho en uno

ha de ser también el cadáver de esos muchos.


Solamente quedará el viento,

la limpieza del viento arrastrando

veladas de incestos y venganzas,

y un espantapájaros

—ojos vidriosos, lengua dorada—

que se aferra, loco, a su palo.


En La penitencia y el mérito, 1957

9 mar 2024

Lamentaciones de Isis y Neftis

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Lamentaciones de Isis y Neftis


(1,1) Recitación de las bendiciones realizadas por las Dos Hermanas en la casa de Osiris-Jentamentiu, el gran dios, Señor de Abidos, el cuarto mes de la inundación, día 25, cuando se realiza lo mismo en cada uno de los lugares de Osiris y en todos sus festivales:

Para bendecir su ba, mantener firme su cuerpo, exaltar su ka, dar aliento a la nariz de aquél que carece de aliento.

Para aliviar el corazón de Isis y el de Neftis, colocar a Horus en el trono de su padre, y dar vida, estabilidad y poder a Osiris Tentruty, nacida de Tejao, llamada Persis, justificada.

Favorece a quien lo lleva a cabo, así como a los dioses. Recitación:

(2,1) Habla Isis, dice:
¡Ven a tu casa, Ven a tu casa!
Tú, el de On, ven a tu casa,
¡No están tus enemigos!

¡Oh, buen músico, ven a tu casa!
Obsérvame, soy tu querida hermana,
¡No te alejarás de mí!

¡Oh, buen joven, ven a tu casa!
Hace mucho tiempo que no te he visto,
Mi corazón se lamenta por ti, mis ojos te buscan,
¡Yo te busco para verte!

¿No podré verte, no podré verte,
Buen rey, no podré verte?
Es bueno contemplarte, bueno observarte,
¡Tú, el de On, es agradable verte!

¡Ven a tu amada, ven a tu amada!
¡Unnefer, justificada, ven a tu hermana!
Ven a tu esposa, ven a tu esposa
¡Alma abatida, ven a tu señora de la casa!

Soy tu hermana por tu madre,
¡No me abandonarás!
Los dioses y los hombres te buscan,
Y lloran juntos por ti.

Mientras pueda verte te llamaré,
¡Llorando a lo alto del cielo!
Pero tú no oyes mi voz,
Aunque yo sea tu hermana a quien amaste en la tierra,
¡No amaste a nadie más que a mí, la hermana, la hermana!

(3,1) Neftis habla, dice:

¡Oh, buen Rey, ven a tu casa!
¡Complace a tu corazón, no hay ninguno de tus enemigos!
Junto a ti, tus Dos Hermanas protegen tu féretro,
¡Te llaman llorando!
¡Vuélvete sobre tu féretro!
¡Observa a las mujeres, háblanos!
Rey, nuestro Señor, ¡aleja cualquier pena de nuestros corazones!

Tu séquito de dioses y de hombres te observa,
¡Muéstrales tu faz, Rey, nuestro señor!
¡Nuestros rostros viven de contemplar tu cara!

¡Que tu rostro no evite los nuestros!
¡Nuestros corazones se alegran de verte, Rey!
¡Nuestros corazones están felices de contemplarte!

Yo soy Neftis, tu amada hermana,
Tu enemigo está derrotado, no estará,
Estoy contigo, el guardián de tu cuerpo,
Por toda la eternidad.

(4,1) Isis habla, dice:

¡Salve a ti!, el de On, asciendes por nosotros cada día en el cielo,
No dejamos de ver tus rayos,
Thot, tu guardián, eleva tu ba,
En la barca diurna, en ese tu nombre de 'Luna'.
He venido para contemplar tu belleza en el Ojo de Horus,
En tu nombre de 'Señor del festival del sexto día'.

Junto a ti, tus cortesanos no te abandonarán,
Conquistaste el cielo por tu deseo de majestad,
En ese tu nombre de 'Señor del festival del decimoquinto día'.

Asciendes por nosotros como (en la forma de) Ra cada día,
Brillas por nosotros como Atum,
Dioses y hombres viven de contemplarte.

Cuando te elevas por nosotros iluminas las Dos Tierras,
La tierra se ilumina completamente con tu presencia,
Los dioses y los hombres miran hacia ti,
Ningún mal acontece sobre ellos cuanto tú brillas.

Cuando atraviesas el cielo tus enemigos no están,
Yo soy tu guardián todos los días,
Vienes a nosotros como niño en la Luna y el Sol,
¡No dejamos de contemplarte!

Tu sagrada imagen, Orión, en el cielo,
Amanece y se establece cada día;
Yo soy Sothis, quien le sigue,
¡No me apartaré de él!

(5,1) La noble imagen surge de ti,
Alimenta a dioses y hombres;
Los reptiles y rebaños viven de ella.

Fluyes de tu caverna para nosotros, justo a tiempo,
Vertiendo agua a tu ba,
Haciendo ofrendas a tu ka,
Para alimentar a dioses y hombres por igual.

¡Salve, mi Señor, no hay ningún otro dios como tú!
El cielo tiene tu ba, la tierra tu forma,
El Más Allá está repleto de tus secretos.
Tu esposa es tu guardiana.
¡Tu hijo Horus gobierna las tierras!

Neftis habla, dice:

¡Oh, buen Rey, ven a tu casa!
Unnefer, justificada, ven a Dyedet,
¡Oh, toro robusto, ven a Anpet!
¡Oh, amante de mujeres, ven a Hat-mehyt!
¡Ven a Dyedet, el lugar que tu ba ama!

Los bas de tus padres son tus compañeros,
Tu joven hijo Horus, el niño de tus Hermanas, se encuentra ante ti;
Yo soy la luz que te protege cada día,
¡No te abandonaré nunca!

¡Oh tú, el de On, ven a Sais!
'Saita' es tu nombre;
Ven a Sais para ver a tu madre Neith,
Buen niño, ¡no te alejarás de ella!

Ven a sus colmados senos,
Buen hermano, ¡no te alejarás de ella!
¡Oh, hijo mío, ven a Sais!
Osiris Tentruty, llamada Nyny, nacida de Persis, justificada.

¡Ven a Sais, tu ciudad!
Tu lugar está en el Palacio,
¡Descansarás para siempre al lado de tu madre!
Ella protege tu cuerpo, repele a tus enemigos,
¡Ella guardará tu cuerpo para siempre!
¡Oh, buen Rey, ven a tu casa,
Señor de Sais, ven a Sais!

Isis habla, dice:

¡Ven a tu casa, ven a tu casa!
Buen Rey, ¡ven a tu casa!
Ven, observa a tu hijo Horus
¡Como Rey de dioses y hombres!

Ha conquistado ciudades y nomos
Por la grandeza de su gloria.
El cielo y la tierra le temen,
La Tierra del Arco siente temor ante él.

Tu séquito de dioses y hombres es suyo,
En las Dos Tierras, ejecutando tus ritos;
Tus Dos Hermanas (que están) junto a ti hacen libaciones a tu ka,
Tu hijo Horus te presenta tus ofrendas,
De pan, cerveza, bueyes y aves.

Thot recita tu liturgia,
Y te llama con sus hechizos;
Los Hijos de Horus guardan tu cuerpo,
Y bendicen tu ka cada día.

Tu hijo Horus, defensor de tu nombre y tu capilla,
Hace oblaciones a tu ka;
Los dioses, con jarras de agua en sus manos,
Vierten agua para tu ka.
¡Ven a tus cortesanos, Rey, nuestro señor!
¡No te alejes de ellos!

Ahora, cuando se recita esto, el lugar debe estar completamente retirado, no debe ser visto ni oído por nadie excepto el sacerdote jefe lector y el sacerdote setem. Alguien deberá traer a dos mujeres de hermosos cuerpos, que se sentarán en el suelo, en el portal principal de la Sala de Apariciones. En sus brazos se escribirán los nombres de Isis y Neftis. Se colocarán jarras de fayenza llenas de agua en sus manos derechas y panes de ofrendas hechos en Menfis en sus manos izquierdas. Sus rostros deberán encontrarse inclinados. Esto debe ser hecho en la tercera hora del día, así como en la octava (hora del día). No serás descuidado cuando recites este libro en la hora del festival.


Versión de Francisco López

7 mar 2024

Clarice Lispector - Dame tu mano

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Clarice Lispector - Dame tu mano

Versión: Isaías Garde


Ahora te voy a contar

cómo entré en lo inexpresivo

que siempre fue mi búsqueda ciega y secreta.

De cómo entré

en aquello que existe entre el número uno y el número dos,

de cómo vi la línea de misterio y fuego,

que es una línea subrepticia.


Entre dos notas de música existe una nota,

entre dos hechos existe un hecho,

entre dos granos de arena por más juntos que estén

existe un intervalo de espacio,

existe un sentir que es entre el sentir

-en los intersticios de la materia primordial

está la línea de misterio y fuego

que es la respiración del mundo,

y la respiración continua del mundo

es aquello que oímos

y llamamos silencio.


Dá-me a tua mão


Vou agora te contar

como entrei no inexpressivo

que sempre foi a minha busca cega e secreta.

De como entrei

naquilo que existe entre o número um e o número dois,

de como vi a linha de mistério e fogo,

e que é linha sub-reptícia.


Entre duas notas de música existe uma nota,

entre dois fatos existe um fato,

entre dois grãos de areia por mais juntos que estejam

existe um intervalo de espaço,

existe um sentir que é entre o sentir

—nos interstícios da matéria primordial

está a linha de mistério e fogo

que é a respiração do mundo,

e a respiração contínua do mundo

é aquilo que ouvimos

e chamamos de silêncio.

Sara Gallardo - Calle Cangallo

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Sara Gallardo - Calle Cangallo


De mis hijos prefiero los medianos. Nacieron mientras estaba en Ushuaia. En aquel sitio de frío y sin noticias, porque no sé escribir y mi mujer tampoco. Es lavandera.

Cuando cumplí, volví. Ella se levantó como a pelear. Estaban mis dos primeros hijos y estos dos en el suelo.

Me senté. Ella me sirvió la comida. Después nos miramos. Después miré a los hijos, uno por uno, los dos primeros y estos dos. Me gustaron.

Lloré y ella también lloró. Habían pasado algunos años y se notaba. Tuvimos otros con el tiempo. Fueron seis. Algo es, seis. Algo, seis hijos.

Siendo como soy inclinado a enojarme, a beber, me abstuve de otro crimen no por el pensamiento de Ushuaia sino por ellos, los medianos. No por lindos, pobre de mí, mulato y feo. No por rubios, varón y mujer, y alegres, y yo triste. No por nada, sino que los prefiero, y ellos a mí.

Por los seis vendo diarios tosiendo en esta calle que odio cada noche hasta la madrugada. Pero si alguien, de paso, me ve sonreír, es por los medianos.

Thomas Stearns Eliot – El cultivo de árboles de Navidad

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Thomas Stearns Eliot – El cultivo de árboles de Navidad

Versión: Isaías Garde

Hay diversas actitudes con respecto a la Navidad;
Podemos pasar por alto algunas de ellas:
La social, la torpe, la patéticamente comercial,
La tumultuosa (con los pubs abiertos hasta la medianoche),
Y la pueril -que no es la de los niños,
Para quienes la vela es una estrella, y el ángel dorado
Que despliega sus alas en la punta del árbol,
Es un ángel, no un adorno.

El niño se maravilla ante el árbol de Navidad:
Dejemos que siga con ese espíritu de maravilla
En la fiesta no asumida como pretexto;
Para que el éxtasis esplendoroso, ese estupor
Del primer árbol de Navidad que recordamos,
Para que las sorpresas, el deleite de nuevas posesiones
(Cada cual con su particular y excitante perfume)
Y la espera por el ganso o el pavo
Y el asombro ante su aparición,

Para que la veneración y el regocijo,
No sean olvidados en la experiencia posterior,
En el aburrido acostumbramiento, en la fatiga, en el tedio,
En la conciencia de la muerte, en el conocimiento del fracaso,
O en la piedad del converso,
Que puede estar viciada de una arrogancia,
Desagradable a Dios e irrespetuosa con los niños
(Y acá recuerdo, también con gratitud,
A Santa Lucía, su villancico, su corona de fuego):

Para que, antes del final, en la octogésima Navidad,
(Con “octogésima” quiero decir la última)
Las memorias acumuladas de esa emoción anual
Puedan concentrarse en un gran regocijo
Que será a la vez un gran temor, como cuando
El miedo llegó a cada alma:
Porque el comienzo nos hará recordar el final
Y la primera venida, la segunda venida.

Thomas Stearn Eliot – The Cultivation of Christmas Trees

There are several attitudes towards Christmas,
Some of which we may disregard:
The social, the torpid, the patently commercial,
The rowdy (the pubs being open till midnight),
And the childish — which is not that of the child
For whom the candle is a star, and the gilded angel
Spreading its wings at the summit of the tree
Is not only a decoration, but an angel.

The child wonders at the Christmas Tree:
Let him continue in the spirit of wonder
At the Feast as an event not accepted as a pretext;
So that the glittering rapture, the amazement
Of the first-remembered Christmas Tree,
So that the surprises, delight in new possessions
(Each one with its peculiar and exciting smell),
The expectation of the goose or turkey
And the expected awe on its appearance,

So that the reverence and the gaiety
May not be forgotten in later experience,
In the bored habituation, the fatigue, the tedium,
The awareness of death, the consciousness of failure,
Or in the piety of the convert
Which may be tainted with a self-conceit
Displeasing to God and disrespectful to children
(And here I remember also with gratitude
St. Lucy, her carol, and her crown of fire):

So that before the end, the eightieth Christmas
(By “eightieth” meaning whichever is last)
The accumulated memories of annual emotion
May be concentrated into a great joy
Which shall be also a great fear, as on the occasion
When fear came upon every soul:
Because the beginning shall remind us of the end
And the first coming of the second coming.

5 mar 2024

Julio Cortázar - Gardel

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Julio Cortázar por Sophie Bassouls


Hasta hace unos días, el único recuerdo argentino que podía traerme mi ventana sobre la rue de la Gentilly era el paso de algún gorrión idéntico a los nuestros, tan alegre, despreocupado y haragán como los que se bañan en nuestras fuentes o bullen en el polvo de las plazas.

Ahora unos amigos me han dejado una victrola y unos discos de Gardel. En seguida se comprende que a Gardel hay que escucharlo en la victrola, con toda la distorsión y la pérdida imaginables; su voz sale de ella como la conoció el pueblo que no podía escucharlo en persona, como salía de zaguanes y de salas en el año veinticuatro o veinticinco. Gardel-Razzano, entonces: La cordobesaEl sapo y la comadreja, De mi tierra. Y también su voz sola, alta y llena de quiebros, con las guitarras metálicas crepitando en el fondo de las bocinas verde y rosa: Mi noche triste, La copa del olvido, El taita del arrabal. Para escucharlo hasta parece necesario el ritual previo, darle cuerda a la victrola, ajustar la púa. El Gardel de los pickups eléctricos coincide con su gloria, con el cine, con una fama que le exigió renunciamiento y traiciones. Es más atrás, en los patios a la hora del mate, en las noches de verano, en las radios a galena o con las primeras lamparitas, que él está en su verdad, cantando los tangos que lo resumen y lo fijan en las memorias. Los jóvenes prefieren al Gardel del El día que me quieras, la hermosa voz sostenida por una orquesta que lo incita a engolarse y a volverse lírico. Los que crecimos en la amistad de los primeros discos sabemos cuánto se perdió de Flor de fango a Mi Buenos Aires querido, de Mi noche triste a Sus ojos se cerraron. Un vuelco de nuestra historia moral se refleja en ese cambio como en tantos otros cambios. El Gardel de los años veinte contiene y expresa al porteño encerrado en su pequeño mundo satisfactorio: la pena, la traición, la miseria, no son todavía las armas con que atacarán, a partir de la otra década, el porteño y el provinciano resentidos y frustrados. Una última y precaria pureza preserva aún del derretimiento de los boleros y el radioteatro. Gardel no causa, viviendo, la historia que ya se hizo palpable con su muerte. Crea cariño y admiración, como Legui o Justo Suárez; da y recibe amistad, sin ninguna de las turbias razones eróticas que sostienen el renombre de los cantores tropicales que nos visitan, o la mera delectación en el mal gusto y la canallería resentida que explican el triunfo de un Alberto Castillo. Cuando Gardel canta un tango, su estilo expresa el del pueblo que lo amó. La pena o cólera ante el abandono de la mujer son pena y cólera concretas, apuntando a Juana o a Pepa, y no ese pretexto agresivo total que es fácil descubrir en la voz del cantante histérico de este tiempo, tan bien afinado con la histeria de sus oyentes. La diferencia de tono moral que va de cantar “Lejana Buenos Aires, ¡qué linda que has de estar!” como lo cantaba Gardel, al ululante “¡Adiós, pampa mía!” de Castillo, da la tónica de ese viraje a la que aludo. No sólo las artes mayores reflejan el proceso de una sociedad.

Escucho una vez más Mano a mano, que prefiero a cualquier otro tango y a todas las grabaciones de Gardel. La letra, implacable en su balance de la vida de una mujer que es una mujer de la vida, contiene en pocas estrofas “la suma de los actos” y el vaticinio infalible de la decadencia final. Inclinado sobre ese destino, que por un momento convivió, el cantor no expresa cólera ni despecho.Rechiflao en su tristeza, la evoca y ve que ha sido en su pobre vida paria sólo una buena mujer. Hasta el final, a pesar de las apariencias, defenderá la honradez esencial de su antigua amiga. Y le deseará lo mejor, insistiendo en la calificación:

Que el bacán que te acamala
tenga pesos duraderos,
que te abrás en las paradas
con cafishos milongueros,
y que digan los muchachos:
“Es una buena mujer”.

Tal vez prefiero este tango porque da la justa medida de lo que representa Carlos Gardel. Si sus canciones tocaron todos los registros de la sentimentalidad popular, desde el encono irremisible hasta la alegría del canto por el canto, desde la celebración de glorias turfísticas hasta la glosa del suceso policial, el justo medio en que se inscribe para siempre su arte es el de este tango casi contemplativo, de una serenidad que se diría hemos perdido sin rescate. Si este equilibrio era precario, y exigía el desbordamiento de baja sensualidad y triste humor que rezuma hoy de los altoparlantes y los discos populares, no es menos cierto que cabe a Gardel haber marcado su momento más hermoso, para muchos de nosotros definitivo e irrecuperable. En su voz de compadre porteño se refleja, espejo sonoro, una Argentina que ya
no es fácil evocar.

Quiero irme de esta página con dos anécdotas que creo bellas y justas. La primera es a la intención —y ojalá al escarmiento— de los musicólogos almidonados. En un restaurante de la rue Montmartre, entre porción y porción de almejas a la marinera, caí en hablarle a Jane Bathori de mi cariño por Gardel. Supe entonces que el azar los había acercado una vez en un viaje aéreo. “¿Y qué le pareció Gardel?”, pregunté. La voz de Bathori —esa voz por la que en su día pasaron las quintaesencias de Debussy, Fauré y Ravel— me contestó emocionada: “Il était charmant, tout a fait charmant. C’était un plaisir de causer avec lui”. Y después, sinceramente: “Et quelle voix!”

La otra anécdota se la debo a Alberto Girri, y me parece resumen perfecto de la admiración de nuestro pueblo por su cantor. En un cine del barrio sud, donde exhiben Cuesta abajo, un porteño de pañuelo al cuello espera el momento de entrar. Un conocido lo interpela desde la calle: “¿Entrás al biógrafo? ¿Qué dan?” Y el otro, tranquilo: “Dan una del mudo...”


París, mayo de 1953.


En La vuelta al día en ochenta mundos, 1967